jueves, 4 de septiembre de 2008

TVE1, LA MODERNA

Quizá me llamen tirrioso u obseso, o incluso anticuado, pero mucho me temo que le televisión pública española, aquella sin la cual estaríamos todos desinformados y manipulados (léase con la ironía pertinente), ha vuelto a cometer una de sus habituales tropelías al utilizar el dinero público con un fin simplemente superficial y, nunca mejor dicho, de pura imagen.

Como informó en su día El País, la operación, que busca adaptar la televisión pública a los nuevos tiempos, ha consistido en un curioso cambio de look, sin advertir previamente los señores funcionarios que la mejor manera de que una TV pública se adapte a los nuevos tiempos es desapareciendo o reflexionando a fondo sobre sus contenidos, y no sencillamente poner tanta publicidad como la que más, inyectar veinte horas de basura diarias, la tengamos que pagar entre todos y que, encima, sea una máquina de perder dinero.

Más dinero, según sigue informando El País, han sido los casi 600 millones de euros (unos 95.000 millones de las antiguas pesetas) los que se ha gastado el Padre Estado en llevar a cabo este cambio tan necesario.

Además, en una cultura donde entra con fuerza la moda del "vintage" y de "lo retro", me parece fuera de lugar que, después de aguantar cincuenta años con las ya míticas letras poligonales, aguantando temporales y olas de diseño fulgurantes, las tengan que cambiar justo ahora, cuando podrían empezar a ponerse de moda en chapitas y camisetas, al igual que Naranjito o las zapatillas Victoria.

No es que tenga nada en contra de los nuevos logos -no me disgustan en absoluto por frescos y directos-, pero esos insulsos números que se quedan en la pantalla para indicarte si estás viendo la 1 o la 2 son lo más horrendo de toda la parrilla televisiva y, en términos generales, no eran necesarios ni urgentes de ninguna manera.

580 millones de euros, repito.

Un posible parche para la crisis, a mi modesto entender, es recortar gastos de, por ejemplo, servicios como la TV pública, siguiendo el ejemplo de numeroso países europeos y asiáticos. Lo que no comprendo es que, aparte de constituir uno de los chorros más sangrantes de las Arcas del Estado -aun con la misma publicidad que las cadenas privadas- tengamos que asistir a eventos de tan alto coste, que no nos aportan nada y que seguimos pagando como borreguitos.

2 comentarios:

markuko dijo...

Como otras muchas cosas, una pu... tomadura de pelo!
Televisón pública pero con criterios de cadena privada...por no hablar del contenido.
Un olé por nuestros políticos....
Saludos.

tricesimus dijo...

Ya defendí en su momento a la 2 como modelo de tv pública, con unos objetivos y unas programaciones bastante más serias y consecuentes. No quiero pagar impuestos para ver culebrones y "Mira quién baila", amén de la infinita publicidad.
Un saludo