lunes, 28 de abril de 2008

DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS...

El 2 de mayo conmemoramos el levantamiento del pueblo de Madrid contra el intento tirano e imperialista de Bonaparte. Hoy, doscientos años después, podemos considerarnos orgullosos de aquella gesta, de aquel combatir más de hígados que de sesos contra los mejores soldados del mundo.


Lo mejor de las guerras y de la Historia, siempre digo, es la lectura que cada uno puede hacer de ellas. Para mí, el 2 de mayo se cumplirán dos siglos desde la última ocasión (puede incluso que también la primera) en la que los españoles nos pusimos de acuerdo en algo, que permanecimos hombro con hombro contra una causa enemiga que por vez primera nos amenazaba a todos por igual. Nunca jamás lo hemos vuelto a hacer.
Quizá el 2 de Mayo, el acontecimiento de más trascendencia en nuestra Historia junto con los setecientos años de Reconquista y el descubrimiento del Nuevo Mundo (ni siquiera en este último pudimos estar todos contentos) no sea tan celebrado por eso; porque hoy, en los albores del siglo XXI, no está de moda la unidad, sino que acompleja e incluso asusta a algunos. La costumbre de tergiversar e incluso rechazar la Historia tiene como resultado sentirse algo inhibido a la hora de las celebraciones por muy honrosas que sean.

La finalidad de la gesta - librarse del invasor francés que nos "colocó" a su hermano José I, uno de los mejores reyes que han pisado suelo patrio- tuvo, repito, más de corazón que de cabeza, y otro gallo nos hubiera cantado de habernos regido un poco más de tiempo bajo el signo del liberalismo más cercano a las cortes de Cádiz, los afrancesados y la luminosa Ilustración.
Nuestro destino dictó que los españoles habríamos de salir a las calles a los gritos de "¡Vivan las cadenas!" sólo para contradecir a los que gritaban "¡Viva la libertad!". Napoleón representaba para muchos el ideal liberal y los valores de la Francia Ilustrada. Para otros, los más acomodados y rancios aristócratas, Fernando VII era el auténtico estandarte que aseguraba la continuidad de los valores hispanos- absolutismo e Inquisición incluidos-. No obstante, el valor de defender lo propio frente a lo ajeno pudo al heroico pueblo de Madrid.
La Guerra de la Independencia (1808-1814) sirvió para reforzar una incipiente conciencia españolista y para ensalzar a verdaderos patriotas y héroes nacionales, pero también sirvió para canalizar los odios y luchas internas que se siguieron manifestándose después durante más de cien años de guerras civiles sin tregua, conformando la remota raíz de aquello que se habría de llamar las dos Españas.
Como gesto patriótico, el movimiento, puro e idealista, no tuvo tacha pero, sin embargo, significó un importante paso atrás al defender a ultranza a un rey, al Rey Felón, débil, egoísta e ignorante, que había traicionado a todos sus súbditos por un castillo en Francia y una ridícula pensión, y que años después volvería para restaurar su política de tirano absolutista. Por él murieron muchos patriotas, y por él volvieron a morir muchos otros.
Napoleón, déspota, culto, civilizador, legislador, pérfido e inteligente, igual nos hubiera modernizado un poco el Suelo Patrio. Pero aquellas, desde luego, no fueron las mejores maneras.

5 comentarios:

Victor dijo...

Yo solo copie de una pagina web


Y no se por que teneis que meter siempre a E.T.A en todas partes

tricesimus dijo...

Bueno, al fin y al cabo, es ETA la que asesina en nombre de ese símbolo...

PS: mal hecho, por copiar sin saber lo que se copia

Atril sin Zeta dijo...

Me parece muy buena tu entrada, en serio me gustó,no entiendo el comentario de eittor ¿me pierdo algo?
gracias por tu visita, y felicidades por tu blog.

tricesimus dijo...

Jeje...
Nada, es un señor de la ikastola que escribió un post diciendo que la esvástica es de origen vasco.
Me sonaba al:

-Oye, manolo, que yo soy vasco...
-Pero ¿qué dices, antonio? si tú siempre has sido de Albacete...
-Es que los vascos somos tan chulos que somos de donde nos sale de los cojones...

Un poco así, de chiste

Andrés Álvarez dijo...

Estoy bastante de acuerdo con el post. En la Guerra hubo mucho de mito y de realidad, y entre el mito es el de poner a los patriotas como los buenos maniqueamente hablando, cuando muchos eran villanos y asaltadores que robaban incluso a los españoles. Y realmente los liberales y los afrancesados intelectuales buscaban un mismo fin, pero con diferentes medios. Desde luego instaurar el liberalismo a golpe de bayoneta y de cañón no es la mejor de las maneras.

Saludos.